De entrada perdón, por si alguien se
siente molesta por el título de esta opinión, no es mi intención.
Acudí a estas jornadas. Imagino que a
las personas que las organizaron y participaron más intensamente les puede ser
interesante este comentario. También a las que asistimos.
Ya el propio texto inicial con el que
se presentaban las jornadas introducía elementos de duda o de interrogación.
Efectivamente, se afirmaba en el texto de presentación:
…“Nos interesan las producciones de
arte feminista en la medida que se entienden como proceso de conocimiento”… Sin embargo habría que haber leído: nos interesan
las producciones de arte feminista solo
si se entienden como un proceso de conocimiento. Para ser exactas, habría
que haber leído todavía mucho mejor y haber interpretado el texto inicial como:
Nos
interesan las producciones de arte realizadas por mujeres con alguna referencia
o no al feminismo y ello en la medida que se entienda como procesos de conocimiento
y por favor, que no se nos clasifique y se diga que estamos en ningún cajón
feminista
Pero claro, seguramente no se explico
así por las organizadoras, o quizás se hizo pero en voz muy bajita y no nos
enteramos. Posiblemente para no caer en contradicción con la afirmación (de Monique Witting) de que “Solo lo masculino es abstracto”
Y efectivamente fuimos sentándonos a la
mesa dispuesta para “el relato de algunos de estos procesos de conocimiento” y quizás
a un menor análisis, a través del los trabajos
de las diferentes artistas y “realizados por ellas mismas”.
Cierto que el análisis de l*s artistas suele resultar escaso en este tipo de
fácil parapetado formato, por cierto, un formato un poco ya repetido.
Es verdad y no puedo menos que
mostrarme de acuerdo con que “la denominación de arte feminista, su
puesta en práctica, responde a una temporalidad y a un contexto concretos”
y no todas las artistas (ni “les artistes” que diría Beatriz preciado) que
trabajan desde los feminismos se identifican con dicho término. Tengo que reconocer que este preámbulo me puso
en alerta o me llevo a remarcarlo en rojo cuando leí el texto de presentación.
Justo en ese momento decidí asistir a las jornadas.
Efectivamente, por curioso que parezca
casi ninguna de las artistas ponentes quería ser enmarcada, ni metida en el
cajoncito del feminismo. Arakis sí,
menos mal, y eso que no iba de artista sino de ex director del Centro de
Montehermoso.
Arakis sí; no solo mantuvo su
posicionamiento feminista, sino que reivindicó y explicó el modelo Montehermoso
como un modelo de paridad, también como un ejemplo de cumplimiento
democrático ante la ley de igualdad. Abordó diferentes aspectos y es de resaltar cómo introdujo el debate de cómo la
paridad quiere decir igualdad en la excelencia.
María
ptqk: La cháchara o la cátedra. Prácticas de conocimiento feministas. Tengo
que reconocer que siempre, que leyendo su blog, que me ha encantado la agudeza –rozando
el descaro– de María ptqk. Escribiendo esto recuerdo y festejo la frescura que
mostró a la hora de reivindicar la
mediocridad también para la paridad; también cómo abordó la idea de que “el sexo del hablante determina el texto del lenguaje y sus
diferentes contenidos y como muchos se
registran en el lenguaje entre mujeres y hombres”.
María se percató de que en el
acceso y en la forma femenina al conocimiento, la mujer aparece con voz
distorsionada: la cháchara, y analizó este aspecto.
Dice María PTK, así lo he
entendido yo al menos y así lo hago mío también, que
“el monopolio del lenguaje es la esencia misma del Patriarcado”; que el
Patriarcado se lo ha reservado y se ha reservado el monopolio del conocimiento
y como desde estos contextos se ha señalado y se entiende la “oralidad
Femenina”: se entiende como femenino lo equivoco, lo narrativo, lo superfluo, “la
oralidad”, los saberes populares, lo privado…
Sin embargo, es precisamente desde
la utilización de la “oralidad”, desde la “cháchara”, desde donde romper los ámbitos del saber, del
conocimiento concebidos como espacios masculinizados.
No puedo mostrarme más que de
acuerdo. Una alerta solamente: desgraciadamente la oralidad también está y estuvo penetrada por el patriarcado. Desde la oralidad también se transmitieron ya
las formas y las estructuras patriarcales.
Sirvió a las fuentes de Homero o estaba en las fuentes de las religiones patriarcales
con las que Hesíodo construyó la estructura patriarcal y la arquetípica religiosa
griega. ¿Te acuerdas Mnemosina? La antigua oralidad, la cháchara también fue usurpada para construirse en patrimonio patriarcal.
¡Qué fuerza no tendrá la cháchara, la oralidad, la trasmisión del cuidado veraz
para que hoy todavía lo podamos advertir
como un elemento de reconstrucción y quizás de liberación!
Tras la alerta, un
regalo para María. Un extracto de un texto de José Saramago sobre despellejar
palabras:
…”tome las palabras, péselas, mézalas, vea la
manera cómo se unen, lo que expresan, descifre el airecillo bellaco con que
dicen una cosa por otra y venga a decirme si no se siente mejor después de
haberlas desollado. A las palabras hay que arrancarles la piel. No hay otra
manera para entender de qué están hechas”…
Vuelvo a las jornadas.
“No todas las artistas que
trabajan desde los feminismos se identifican con dicho término”.
Y llegó Azucena Vieites con “la práctica
artística y el activismo feminista”. Partió del manual de la buena feminista
para llegar a la idea de que el sujeto mujer no es monolítico, no todo es
binario, no todo es lo opuesto a lo que es el hombre.
Ahora
tengo la seguridad que hubiera sido mejor decir y definir los objetivos de las
jornadas diciendo que: interesan las producciones de arte
realizadas por mujeres, para no llevar a equívocos a cualquier ingenua y
declaradamente feminista visitante de las jornadas, puesto que en el ánimo de las proponentes (y aparentemente
en la idea de Azucena Vieties) es verdad
que ya estaba expuesta la extrema
intencionalidad de las jornadas y que reza a continuación:
Hoy en día la producción de arte
feminista utiliza diferentes herramientas: reivindicaciones queer, feministas y
trans, teorías críticas feministas y queer, concreciones visuales que se
proponen desde estos lugares.
Analizaremos cómo estas herramientas se
integran y se ven reflejadas en los procesos de trabajo de diferentes artistas
con el fin de identificar las herramientas feministas que son requeridas para
dar cuenta de procesos de conocimiento novedosos no legitimados que nos ayuden
a transformar las estructuras de la realidad donde habitamos.
El problema está en que ni a través de
su ponencia, ni en las jornadas pudimos averiguar, y menos textar algunas de
esas herramientas requeridas Ni supimos cuáles son los conocimientos novedosos
legitimados (ni por quién, ni por qué debían ser legitimados)
Ni tampoco qué estructuras de la realidad
en donde habitamos queremos transformar.
Sé que Azucena está ocupada en su obra
por generar efectos de extrañeza que nos lleve a repensar nuestra relación con
lo que nos rodea, si ese era el objetivo: conseguido.
Nadia del Castillo me
dejó pensando en los héroes, buscando al sujeto, que dice que se ha perdido: el sujeto (la ética)- el objeto-
la
imagen… que son lo mismo. ¿Dónde quedan los héroes? ¿Ni siquiera en el feminismo como elemento político? Lo siento no quiero recrearme en la ausencia del objeto.
Me gustó la obra de Zuhar
Iruretagoiena. Ya conocía “ERRE que ERRE”, la piedra que golpea paredes, a un lado y al
otro… y me quiero mostrar solidario con su idea de escultura-dificultad-espacios privativos para las
mujeres artistas. Y me encantó “video
vexations”
Sí, también
tenía problema con los dichosos cajoncitos.
Quizás, precisamente el problema fuera
que casi ninguna de las artistas ponentes quería ser enmarcada, ni metida en un
cajoncito llamado feminismo.
“No todas las artistas que trabajan desde los feminismos se
identifican con dicho término”. No era el caso al menos de Itziar Okariz: con
su “Capítulo 2
VW”
Me alucina la Okariz y su
presencia, sola, empoderada,
con su gesto en fuentes, puentes y calzadas emblemáticas. Se siente
profundamente feminista.
Dice que ya está bastante
codificada Ha percibido durante estos años espacios abiertos que quiere que
evolucionen. La apreciación a estas cosas se produce desde el feminismo, pero desde más cosas que el feminismo.
Noté un poco de retroceso: ser
feminista, la identificación tiene unos costes concretos…
Me gustó el vídeo nuevo, su
antigua presencia, su antiguo empoderamiento,
su antiguo gesto, ahora con su hija acompañada.
Gracias
a Rosa Parma por enseñarnos su trabajo y a Sahatsa Jáuregui por ser clara y quitarme de la
cabeza una excesiva elaboración de su obra y que yo fallidamente intenté
interpretar ante su idea –de no construir, de acumulación/clasificación/tatuajes,
uñas, cosas pequeñitas, la apropiación de dibujos primarios de amigas más pequeñas…
Y “Yo” veía en esa apropiación un ataque al sentido de propiedad y en el repetir
y repetir, que se podía atentar con el propio sentido de propiedad… y le
pregunto si puedo estar haciendo una interpretación correcta y me mira alucinando y me dice que no, que en
esa SALSA no se plantea nada de eso. Y me dice que todo sólo es una cuestión de
método o de herramienta.
Y llegamos a la “Estructura y a
la traición” de Ana
Laura Aláez… y después de atender a lo de que “el ARTE legitima a la persona por su talento”, nos quedamos a las
puertas de saber que ocurre cuando se indaga la problemática que hay detrás de
una mujer. Lastima, es
evidente: “no todas las artistas se
identifican con el término feminista”. Aunque enfrentados a la idea de DANDISMO Y
FEMINISMO nos enteramos que ella piensa que a Arakis se le tiene más respeto
que si a una mujer se le pusiera su estética
o su superficie.
–Lo
bueno en arte contemporáneo es que la obra puede ser entendida como feminista a
pesar del* autor* –comenta una persona que asiste a las jornadas y que está a
mi lado. Estoy de acuerdo.
Así y todo, yo, que me he debido quedar anclado con la necesidad
de la “Heroín@ y en aquello de las primeras vanguardias, me quedo triste. Me
acuerdo de Nadia
del Castillo.
Sí, parece que Vieites dice: en
ciertos contextos no hay necesidad…, se asume…, se avanza y no hay necesidad de
estar reiterando el cajoncito. Quizás sea así… aunque creo que a eso habrá que
darle todavía alguna vuelta.
No todas las artistas que trabajan se identifican con el término
feministas, pues están en otro cajoncito.
Me
pierdo, no entiendo nada de Jeleton. Mi impresión es que saltaba de cajoncito en cajoncito intermitente y
rápidamente, sin ser de ninguno de ellos.
Me
gustó PRO ETO de Lorea Alfaro .
Y me pareció interesante el trabajo de traducción de María José Belbel, aunque no tuviera nada que ver con el arte. Sí, quizás se pudiera encajar como otro objetivo de estas jornadas, que rezaba: “conocer las relaciones que se dan entre las diferentes generaciones”…
No sé porque ahora me he acordado de otra frase de Monique Wittig:
…” Todo lo que (…) cuestiona es inmediatamente descalificado como elemental”…
La exposición de María José Belbel sobre “las políticas
de traducción” me
hizo reafirmarme en la necesidad de intentar entender el feminismo como un elemento político a
engrosar en el paradigma de liberación humana. También el de la “producción de
arte feminista”, aunque
a todo eso ahora se le llame cajoncitos.
Información
sobre estas jornadas:
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